- Los autónomos de nuestro país ya no pueden soportar el nivel de exigencia tributaria y fiscal.
La Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA España) advierte que la presión fiscal que soporta el colectivo ha alcanzado ya un nivel difícilmente sostenible. El creciente clima de descontento expresado en las últimas semanas por parte del colectivo no hace sino confirmar una realidad que la organización viene denunciando desde hace años: el profundo desequilibrio estructural que existe entre la carga tributaria que asumen los trabajadores por cuenta propia y la que recae sobre las grandes empresas.
Desde UPTA se propone una rebaja fiscal inmediata de al menos 1.400 euros por trabajador autónomo, como medida mínima para aliviar la situación. La reivindicación es clara: necesitamos una reforma fiscal profunda, que sea capaz de equilibrar un sistema injusto, que castiga esencialmente a los trabajadores por cuenta propia. UPTA plantea que esa rebaja de impuestos debe instrumentarse a través del IRPF, mientras que la compensación de ingresos podría provenir de un incremento del Impuesto de Sociedades para las grandes corporaciones.
En España, los autónomos tributan por IRPF con tipos progresivos que oscilan entre el 19% y el 45% sobre beneficios, a lo que se le suman las cotizaciones sociales y gastos operativos que recaen íntegramente sobre la actividad individual. Por el contrario, las sociedades mercantiles, tributan un tipo fijo del 25% en el Impuesto de Sociedades, pudiendo además aplicar deducciones, amortizaciones y mecanismos de optimización que reducen de manera notable su presión fiscal efectiva.
Este desequilibrio provoca situaciones paradójicas: un autónomo puede acabar pagando un tipo efectivo cercano o superior al 20% sobre sus beneficios, mientras que las grandes corporaciones, como las empresas del IBEX o entidades bancarias, presentan tipos inferiores debido a su estructura fiscal y sus posibilidades de deducción. “No puede ser que una persona que trabaja sola pague proporcionalmente más que empresas multimillonarias”, subraya Eduardo Abad, presidente de UPTA España.
Testimonios sobre el impacto fiscal en el colectivo
María, 28 años, peluquera autónoma en Sevilla: “He estado cerca de cerrar mi negocio por culpa de los impuestos en numerosas ocasiones. Entre la cuota, el IRPF y los gastos, el margen que me queda es mínimo. Una rebaja fiscal podría ser la diferencia entre quedarme o rendirme”.
Juan, 47 años, carpintero en Pontevedra: “En mi oficio los números son claros: si no trabajo, no ingreso, pero los gastos siguen corriendo. Solo el coste de los materiales que necesito para trabajar ha subido un 30% en dos años. A esto súmale la gasolina para los desplazamientos, el alquiler del taller, la cuota, etc. Cuesta entender que un autónomo como yo pague más impuestos que una gran empresa”.
Laura, 36 años, diseñadora gráfica: “Trabajo desde casa y facturo a pequeños comercios, esto debería reducir mis costes, pero no es así, todo lo asumo yo. Cada vez que tengo que pagar el IRPF y el IVA es un mazazo. Yo no tengo una gran estructura ni asesores que me ayuden a optimizar nada, si gano, pago.”
Abad añade que, “los autónomos de este país estamos hartos de pagar más impuestos que las empresas de Florentino Pérez. Hartos de pagar más que la banca, que tributa a un porcentaje muy inferior sobre sus beneficios, mientras que un autónomo paga de media alrededor del 20% efectivo de los suyos. Este es el ejemplo claro del reparto de la carga tributaria es España: ahogar a los pequeños, para beneficiar a los grandes. Necesitamos cambiar de arriba abajo el sistema fiscal y hay que hacerlo de manera urgente.”